Las estadísticas mundiales dicen que por cada 4 personas con autismo en el mundo, sólo 1 es una mujer o niña. Pero Jacqui Ashton Smith no lo cree. La experta del National Autistic Society de Inglaterra sostiene que hay muchas más mujeres y niñas con autismo en el mundo que no han sido diagnosticadas y que con ello pierden la oportunidad de recibir un tratamiento adecuado que les permita tener una mejor calidad de vida y posibilidades de integración social.
Las niñas con autismo tienden a ser “saltadas” en el diagnóstico porque pasan por tímidas, dulces o ingenuas y por eso no hacen contacto visual. Porque tienden a tener personalidades más pasivas y aceptan muchas cosas con tal de que las “dejen en paz”; así disfrazan sus dificultades para socializar y tratan de no llamar la atención, cuando los niños con autismo hacen todo lo contrario.
Así las niñas, dice Ashton Smith, “sufren en silencio” –contrario a los niños que externalizan sus problemas—y tienden a volverse en pasivas-agresivas. También tienen un rasgo en las personas con autismo en general, no saben pedir ayuda cuando se encuentran en alguna dificultad que en este caso funciona para sub-diagnosticarlas.
Tienden a ser muy controladoras de su ambiente, algo que hacen muy bien. También a tener una –solo una—muy buena amiga o persona cercana, a veces su madre, con quien son muy posesivas.
Mientras los niños tienden a ser activos, las niñas se “escapan” a la ficción, tienen amigos imaginarios, viven en un mundo con hadas y brujas…. O les gusta leer mucho, también poesía. Ven obsesivamente telenovelas, desarrollan mucho interés en las celebridades. También tienden a hablar más. En la primaria por lo general son “adoptadas” y cuidadas por otras niñas y así incluídas; mientras los niños son acosados.
Algunas veces muestran una suerte de “ecolalia social”: hacen espejo de otros y adquieren una competencia social superficial al actuar la parte de otra persona. Se convierten así en grandes espectadoras y a veces pierden identidad. Aunque parece que sí hacen juego simbólico (como jugar con una muñeca, en realidad sólo imitan el comportamiento de otras niñas)
Hoy –gracias a una mayor difusión sobre el autismo y sus características—hay cada vez más mujeres jóvenes entre 20 y 30 años que son diagnosticadas con autismo y gracias a eso explican algunas de las dificultades de su niñez, como un continuo sentirse diferentes, no querer interactuar socialmente o no darle importancia.
Ashton Smith citó una frase de una mujer adulta con autismo: “En la escuela era brillante pero excéntrica. Si hubiera sido un niño, me hubieran tolerado más. Me habría ido al ámbito científico, estoy segura que podría haber sido una física nuclear”.
Y es que la sociedad tolera con más facilidad a un hombre que no pone mucha atención a lo que viste o que se concentra de manera excesiva, u obsesiva, en sus intereses y campos de estudio. No así con las mujeres.
Los hombres con Síndrome de Asperger (SA) o Autismo de Alto Funcionamiento (AAF) con un coeficiente intelectual superior a la media tienden a casarse con una mujer que sea todo lo contrario a ellos: una pareja extrovertida que se convierte en su navegador social, mientras que las mujeres con esta misma discapacidad tienden a buscar parejas con las que comparten muchos intereses y se vuelven un matrimonio muy apartado socialmente.
Mail de la ponente:
jacquiashtonsmith@nas.org.uk
Pagina web de The National Autistic Society (Inglaterra): http://www.autism.org.uk/
Katia D'Artigues/ Infoinclusion
(katia@infoinclusion.com)
ENTREVISTA EN VARIAS PARTES O VELA EN NUESTRO CANAL DE YOUTUBE:
HOLA:
ResponderEliminarMe gustaría que pudieran indagar entre los ponentes y conferencias cuáles son los instrumentos que han encontrado más confiables para diagnosticar el autismo, y los criterios para su clasificación, pues ya que entre los profesionales crece el interés por capacitarse para indentificarle tempranamente, es conveniente estar preparado para no "ver demasiados autistas".